miércoles, 3 de agosto de 2011

TODOS SANTOS


Todos Santos, la fiesta de los difuntos, de las almitas

Todos Santos, culto a los difuntos

La fiesta de Todos Santos es uno de los momentos fuertes del calendario boliviano. Durante esta fiesta se cultiva la memoria a los muertos, floreciendo sus tumbas. El cementerio se llena todo el día, y las familias vienen a rendir sus homenajes a la memoria de sus antepasados.


El culto a los difuntos se mantiene, sobretodo en el campo donde el evento se prepara semanas antes de la fecha. El ritual es complejo, como lo vamos a ver, otro ejemplo del sincretismo entre tradición pre-colonial y tradición cristiana importada por los españoles.
Aquí adornan con flores las tumbas.

        
          

La fiesta de Todos Santos tiene lugar el 2 de noviembre, sin embargo la fiesta misma empieza el día anterior, el 1ro a las doce del medio día, cuando las almas de los muertos llegan a las casas para compartir con los vivos la alegría de una buena cena.

La tradición de Todos Santos

En la tradición pre-colonial, cuando una persona muere, su alma (nuna) va a reunirse con el Urkhu Pacha, mundo de abajo. En este mundo subterráneo, un mundo al revés, las almas viven el ciclo de su vida al revés, ellas nacen viejas para morir joven y volver a vivir en el mundo de los vivos. La muerte entonces no es ninguna ruptura, sino una etapa del ciclo de la vida, al contrario de la visión linear de la vida en la religión cristiana. Cada año, las almas vuelven a visitar el mundo de los vivos para ver si su recuerdo perdura. En el calendario pre-colonial, esta fiesta tradicional a los difuntos cae al final de la época seca (todas las fiestas y ritos andinos están vinculados al calendario agrícola), las almas de los muertos vuelven para abastecerse de lo que preparan los vivos después de un periodo de restricciones.
 Las almas llegan con un buen apetito y una sed inextinguible. Los vivos les preparan comidas y bebidas, mayormente lo que les gustaba más al difunto...
Este acto demuestra de nuevo la importancia de la reciprocidad en la sociedad andina: los vivos alimentan a los difuntos cuyos huesos están secando bajo el sol de noviembre y los muertos intervienen para que la tierra permita buenas cosechas, y sobretodo que las lluvias, que empiezan a mediados de noviembre, sean abundantes. Se habla de rito de inversión.


        

          


En un mastak'u se reúnen todas las cosas que le gustaban al difunto en cuanto a comida y bebida.


Los primeros cronistas españoles describen poco después de la llegada de los primeros españoles, que se sacaban a los muertos de sus tumbas (los cuerpos eran embalsamados en la época), los vivos les vestían con su ropa la más linda, les regalaban un festín, paseaban los cuerpos en el campo y bailaban con ellos para luego devolverles a sus tumbas con comidita. La Iglesia no perdió tiempo antes de condenar tales rituales, de los cuales algunos han lentamente desaparecido (pero parece que hoy todavía en ciertos campos alejados siguen sacando a los muertos de sus tumbas) y otros sobrevivieron, fusionando con la tradición cristiana de la fiesta a los muertos.


Hoy en día, para materializar a este rito, en el campo, un miembro de la familia se disfraza para tomar la apariencia del muerto y viene a participar a la reunión familial, participa al festín que se le ha preparado. Pide a su familia cercana como les fue este año que han pasado sin él, regala consejos a sus hijos y familiares. Cuando acaba el día, los niños del pueblo con palmas lo botan, para evitar que el alma del muerto ceda a la tentación de quedarse entre los vivos.
        
        
        



Todos Santos hoy en día

Concretamente, el 1ro de noviembre a mediodía, las familias de los muertos alistan una mesa sobre la cual disponen un mantel (blanco si el difunto es un niño, negro u oscuro si era un adulto) y encima ponen elementos simbólicos pudiendo ser objetos o comida. También se instala encima una foto del difunto y velas encendidas, con una cantidad variable de alimentos según la situación económica de la familia. Hay fruta seca, masitas, caramelos en forma de animalitos, escaleras de pan (proviniendo de la tradición católica, para subir o bajar del cielo), coca y chicha (cerveza de maíz), instrumentos de música y « t'antawawas », literalmente "niños de pan". Este último elemento es como reminiscencia del rito de la Copachoca, que consistía en la época incaica, a regalar niños sacrificados a las divinidades del mundo sobrenatural, aquí el de los muertos). Los familiares se sienten alrededor de la mesa y reciben toda la noche visitantes, que les acompañan en su rito de recuerdo al difunto, en sus oraciones, y por supuesto comparten la comida y las bebidas. También es tradición que pasen grupos de niños de casa en casa para rezárselo y cantar (abados o Cori Coritos) a las almas de los muertos, recibiendo a cambio una partecita del festín. Estos cantos son ingeniosos y humorísticos, contando historietas en rimas.

Al día siguiente, estos cantos se repiten (hasta se ven grupos de rock o de mariachis cantando para los difuntos) cuando las familias arman la mesa (mastak'u) sobre la misma tumba del difunto. Los mastak'us son a la medida de la importancia del muerto y de la riqueza de su familia, a veces llegan a ser realmente impresionantes.
A mediodía empieza el ritual de despedir a las almas que deben regresar al mundo subterráneo. Esto se acompaña de una comida abundante, porque el muerto necesita mucha energía para su viaje de vuelta. El cementerio se transforma por unas cuantas horas en un gigantesco festín sobre el pasto.

AÑO NUEVO AYMARA


AÑO NUEVO AYMARA

Este lunes 21 de junio es un día especial en Bolivia, por primera vez en la historia el país paraliza actividades públicas y privadas para celebrar la llegada del "Año Nuevo Aymara" 5.518, festividad también conocida como el "Willakuti" o "Retorno del Sol".

Si bien el acto central está centrado en Tiwanaku, donde se encuentra la Puerta del Sol, habrá también celebraciones en Jesús de Machaca, Caracollo, El Alto, Konko, Wuankané, Chiripa, Charazani, Copacabana, Pasto Grande y Yaco. Todas en La Paz.


El Cochabamba se celebra en Inka Llajta, mientras que en Oruro se realizarán las tradiciones en el Cerro Koricancha y Pampa Aullagas. En Chuquisaca, será en San Lucas y en Potosí, en el Salar de Uyuni.

En Santa Cruz, único Departamento del oriente que festejará el Año Nuevo Aymara, se realizará un acto en Samaipata, donde participará el gobernador Rubén Costas.

El Presidente Evo Morales, encabezó ayer a las puertas del Palacio de Gobierno un acto previo a la conmemoración del "Año Nuevo Aimara" 5.518.


Vestido con las ropas típicas de los aimaras, Morales, tomó juramento a varias nuevas autoridades indígenas que llegaron a La Paz para inaugurar el mandato que tienen en sus comunidades y en coincidencia con los actos de este lunes.


"Año Nuevo Andino Amazónico"

Hoy por primera vez será festivo nacional en Bolivia para conmemorar esta fiesta indígena por un Decreto de Morales, que ayer se refirió al 21 de junio como el "Año Nuevo Andino Amazónico".

"Quiero aclarar a ustedes, al pueblo boliviano y al mundo entero, el 21 de junio no es Año Nuevo Aymara, sino es Año Nuevo Andino Amazónico. Los científicos dicen que es un año nuevo del hemisferio sur", remarcó Morales.

Según el mandatario boliviano toda la región del hemisferio Sur del planeta Tierra celebra su año nuevo cada 21 de junio y no solamente los aymaras.

"El mundo entero tiene información de que hay una línea de Ecuador que divide el planeta Tierra en Norte y Sur, todos los que vivimos en sur del planeta tenemos nuestro año nuevo que es el 21 de junio", explicó.

El mandatario también asiste a Tiahuanaco, a las 06.00 hora local, para esperar los primeros rayos del sol en el templo de Kalasasaya.

La fiesta, que ha sido cuestionada por algunos antropólogos y arqueólogos estudiosos de Tiahuanaco, coincidirá este lunes con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, conocido también como día del "Willkakuti" o "retorno del Sol" en lengua aimara.


Los aimaras calculan que la cultura andina pervive hace 5.518 años, una cifra que tratan de justificar por los teóricos y redondos 5.000 de antigüedad que atribuyen a Tiahuanaco, sumados a los 518 años desde 1492, cuando los españoles llegaron a América.

Las autoridades de Tiahuanaco, situada a 4.000 metros de altura sobre el mar, esperan que este lunes al menos 40.000 personas lleguen hasta esas ruinas, a 70 kilómetros de La Paz.


Sin embargo, el arqueólogo y antropólogo Jedú Sagárnaga, uno de los estudiosos e investigadores de la cultura de Tiahuanaco, es crítico de la celebración que, según dijo, se realiza desde hace no más de 30 años y comenzó con el impulso de las agencias de turismo.

"A alguien se le ocurrió poner los 5.000 años y sumarlo a los años después de la llegada de los españoles", dijo Sagárnaga al explicar que la época aldeana de Tiahuanaco puede remontarse máximo al 1.200 antes de Cristo y su apogeo al año 700 de esta era.


Cinco mil años antes de la llegada de la conquista española "los habitantes de los Andes estaban saliendo de su etapa de recolectores y no tenían ningún sistema astronómico, ni calendarios", agregó.

Los aimaras aparecieron alrededor del 1.200 después de Cristo y no tienen vinculación con Tiahuanaco, apuntó el arqueólogo.


Los guaraníes le han pedido que declare fiesta el 28 de enero, en homenaje a los más de 600 miembros de esa etnia que murieron en un levantamiento en 1892.


COSTUMBRES Y TRADICIONES PACEÑAS

La octava, es española
 
En La Paz se conservan aún varias tradiciones heredadas de la insurrección del 16 de julio de 1809, tales como las octavas de las fiestas populares, asegura el genealogista Jorge Alberto Monje.



En los pueblos de España se acostumbra aún hoy en día a celebrar las festividades durante ocho días seguidos, con abundancia de bebida y comida, tradición que ha sido asumida por los mestizos bolivianos en las llamadas prestes.


En cambio en las ciudades españolas, al octavo día de la fiesta central se efectúa una de carácter menor, debido a la diferencia de trabajo que existe entre los centros urbanos y las poblaciones rurales.

Así por ejemplo, las festividades de las poblaciones de San Pedro y San Pablo, que se encuentran al borde del estrecho de Tiquina, celebran de esta manera su aniversario de creación, explicó.

Ponches

La costumbre de tomar ponches en la ciudad de La Paz, comienza un poco después de la insurrección del 16 de julio de 1.809, habiéndose enraizado en el pueblo como un aditivo de las acostumbradas verbenas, sostuvo el genealogista.
De igual forma, en el aniversario de la zona de San Pedro, que se celebra el 29 y 30 de junio, se puede apreciar a la vendedoras de la bebida espirituosa, cuya característica es que se sirve caliente.


El ponche está hecho sobre la base del singani (bebida alcohólica extractada de la uva), té y canela, con una rodaja de limón; otra de las variaciones de la preparación contiene vino con canela; mientras el llamado sucumbé, que es una variedad más del ponche, lleva leche, huevo, singani, canela y azúcar a gusto, afirman sus degustadores.

La bebida es también saboreada en Churubamba el 20 de octubre, el 16 de julio en la Pérez Velasco y en los mercados como el Lanza y el Rodríguez, donde acude la ciudadanía de todos los sectores sociales en forma multitudinaria, sobre todo en las fechas que tienen relación con la ciudad de Nuestra Señora de La Paz.
Alasita
La Feria de la Alasita (comprame), es otra de las costumbres netamente paceñas, que fue adoptada por otros departamentos como Cochabamba y Sucre, así como por países extranjeros, que ahora pretenden hacer suya la tradición, tal como lo denuncian varios medios de comunicación.

La fiesta de la Alasita, celebrada por los paceños el 24 de enero, se sustenta en la leyenda sobre un diocesillo aymara. Relato nacido en el cerco a La Paz, que fue liderado en 1781 por Túpac Katari, recordó Monje.



De acuerdo con esta tradición, fue el Ekeko el que trajo la abundancia, en medio de la trágica situación de esa época, por lo cual la gente le rinde culto y compra representaciones en miniatura de sus deseos a las doce del medio día del 24 de enero, a la espera de que las miniaturas se materialicen en tamaño real.
 
Peregrinación

Otra de las costumbres paceñas, diversificada entre bolivianos y extranjeros, es la peregrinación al Santuario de la Virgen de Copacabana, cuyo altar que se encuentra ubicado en la población del mismo nombre de la ciudad de La Paz, a orillas del lago Titicaca.
Sin embargo, los habituales viajeros recuerdan que en la travesía desde la ciudad de La Paz, hasta el lugar, ha de tenerse cuidado con el Kari Kari, que es una especie de vampiro de grasa, que lleva a su víctima a los brazos de la muerte en pocos meses.
Llegar hasta “la mamita de Copacabana”, es algo que reconforta el alma, sostienen los asiduos viajeros, a los cuales se les hicieron realidad varias de sus peticiones.
La Alameda

Cuenta Monje que una de las tradiciones perdidas de antaño es el paseo a la Alameda (actualmente El Prado), al cual acudía la población paceña. “Si uno quería encontrar a un amigo, no tenía mas que ir por el Paseo de la Alameda”, relata.
Mientras que los enamorados iban al Montículo, pues la picardía popular afirmaba que el dedo de Abaroa señalaba con fruncido ceño: “ los chapadores (besadores) por allá”.
Al retorno a sus hogares, los grupos de jóvenes jugaban al “ferrocarril Arica - La Paz”, que consistía en entonar la melodía al ritmo de tres pasos adelante y dos para atrás.

GRAN PODER

                                                                        GRAN PODER

Todos los años, a finales del mes de Mayo o inicios del mes de Junio, las calles de la Paz, Bolivia, se convierten en una fiesta multicolor a la que merece la pena acercarse en nuestro próximo viaje. Acompañados por las bandas de metales, quenas, zampoñas  y danzantes, un ejército de “diablos” toma la ciudad. Hasta hace pocos decenios esta impresionante celebración no existía al menos en el grado de popularidad y participación que ha alcanzado en los últimos tiempos.



Todo lo que existía antes era la diablada de Oruro, un pueblo minero más bien triste, que tenía en su carnaval la festividad más importante de su calendario. Desde hace varios años, sin embargo, la Fiesta del Gran Poder que se realiza que se realiza en las fechas descritas, se ha consolidado como una de las celebraciones más populares, más concurridas y más coloridas de toda la América andina, hasta convertirse en una fiesta que merece, con creses, el que los turistas  suban hasta más de 4 000 metros sobre el nivel del mar  para deslumbrarse con los miles de diablos que desfilan por las calles de la ciudad de La Paz.

Fiesta del Gran Poder


La idea de la fiesta no tiene mayores complejidades. Al igual que en el Carnaval de Río, las asociaciones de danzantes y músicos de la ciudad son convocadas para participar en un desfile que dura todo un día, y que parte de los barrios altos de la ciudad para terminar en su centro, 600 metros más abajo.


Los albores de esta fiesta en la que los diablos son los protagonistas los hallamos en las localidades de Oruro en Bolivia y Puno en Perú, en las que desde hace siglos el punto culminante de las fiestas locales es el desfile de centenares o incluso de miles de diablos, personajes barrocos, de colores brillantes y rostros horribles, pero de una fealdad propia de una caricatura, capaz de despertar simpatía antes que temor.



Según la leyenda, estos diablos fueron creados por los indígenas que, explotados severamente por los conquistadores en sus minas, y ya convertidos a la religión católica, comprendieron pronto que el diablo era la criatura más horrorosa del nuevo panteón y lo utilizaron como pretexto para no descender más a las vetas. Para lograr esto, se provocaban impresionantes heridas en el interior de los túneles para hacer creer a sus capataces que, de tanto cavar, habían llegado hasta las puertas mismas del infierno y que, ya allí, se habían encontrado con el diablo, de quien apenas si habían podido escapar.

La historia no es clara acerca de si los indígenas lograban abandonar las minas con este truco, pero lo cierto es que la estrategia debió haber perturbado lo suficiente a los españoles como para que quedara grabada en la memoria popular de los vencidos, que luego la reciclaron en su folklore mestizo de la manera en que hoy la vemos, como una mascarada que sirve para burlarse del invasor diabólico.



Turista en la Fiesta del Gran Poder

Turista en medio de la fiesta tomada de Flickr por danipazzalapaz

Esa es la forma en que los diablos lograron incorporarse al universo cultural boliviano, pero lo cierto es que esta explicación histórica pasa a un segundo plano en cuanto inicia la gigantesca diablada, arrastrando todo en su torbellino de música y baile.

A segundo plano pasa también el carácter religioso de la fiesta, que a pesar de hacer referencia con su nombre al gran poder divino es, ante todo, una manifestación civil, una fiesta pagana  en la que el pueblo boliviano despliega por las calles de su capital económica un caleidoscopio abigarrado de colores y formas, heredero del barroco, un estilo que tras la Conquista marcó fuertemente las expresiones culturales de este continente, y cuya influencia pasó del arte sacro a la cultura popular, como puede apreciarse en los disfraces de estos diablos, que pueden llegar a pesar hasta 50 kilos.

Esto explica por qué de cuando en cuando, el calor hace que el caminar titubeante del terrible Lucifer recuerde, más bien a un corpulento asmático. Pero cuando eso sucede, el personaje se acerca al público donde nunca falta una mano caritativa que ofrece al infortunado Satán un poco de cerveza bien fría, que lo regresa con nuevos bríos a la calle, o al menos con las fuerzas necesarias para caminar un tramo más y volverse a detener para refrescar su garganta.

Esta sabia estrategia es la que permite que prácticamente todos los ángeles del infierno cumplan con su objetivo de llegar por sus propios pies hasta el final del recorrido, que es la iglesia de San Francisco, un templo barroco construido en el centro de la ciudad con piedras extraídas, en su mayor parte, de la zona sagrada de Tiwanacu. La confección de los disfraces representa para cada danzante una inversión equivalente a su sueldo de varias semanas.

Desfile por las calles

Desfilando por las calles tomada de Flickr por Els Klein Hofmeijer

Y, sin embargo, tras la festividad ese traje de luces queda en el olvido por el resto del año, sin recibir ninguna atención, salvo que el grupo sea invitado a participar en otras diabladas, como la de Oruro. A pesar de que el rojo y el negro son los colores tradicionales de Satán, la imaginación y la creatividad de los danzantes los ha llevado a utilizar todos los matices del arco iris para decorar a sus personajes, en los que predominan los azules, los amarillos y los verdes, junto con el plateado y el dorado, reforzados por centenares o quizás millares de fragmentos de vidrios y espejos, que multiplican los colores y la “luz del infierno”.




Pese a toda esta parafernalia en la indumentaria, estos diablos asustan a muy pocos, si acaso a algunos de los niños que se encuentran en las primeras filas a lo largo de todo el trayecto. En todo caso, son muchos más los que quedan asombrados con los músicos de las bandas de metales que los acompañan. Y no por la manera en que interpretan la música sino por su gran resistencia, capaces de tocar su instrumento con la misma retumbante eficacia durante las 10 o 12 horas en que desfilan por las calles de La Paz, a 4000 metros de altura.

ENTRADA UNIVERSITARIA


 PATRIMONIO VIVO DE BOLIVIA, LA ENTRADA UNIVERSITARIA


Durante la 24 versión de la EntradaUniversitaria, más de 15 mil bailarines estrenaron nominación de “Patrimonio Cultural de Bolivia”, a esta actividad que paseó por 10 kilómetros de suelo paceño, variedad de danzas de nuestro acervo.



Folklore de alto nivel, enraizado en lo profundo de la culturaboliviana, protagonizaronmás de 15 mil estudiantes de Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), al realizarseayer la versión 24 de la EntradaUniversitaria en La Paz.

73 fraternidadespertenecientes a 54 carreras de la UMSA recorrieron con fuerza y entusiasmo los aproximadamente 10 kilómetros de lascallespaceñas, exhibiendodanzasbolivianas, muchas de ellas con el afán de rescate y masivadifusión.
Las acciones se iniciaron con el retraso de dos horas, el comienzofue en la avenida Ismael Montes hasta el final de la avenidaSimón Bolívar.


El público de La Paz se apostó en todoesetramodandovítores a los estudiantesporsugallardía y afán de defender con orgullonuestracultura patria.
Las principalesautoridades, gubernamentales, locales, municipalesdieronimportancia a esteevento de rescate y demostraciónsiendo parte del público.
En el ingresoasistieron el Gobernador del departamento de La Paz César Cocarico, Wálter Gómez oficial Mayor de Culturas, el Diputado Alejandro Zapata, entre otros.


Ya en el palcooficial, instalado en la avenidaSimón Bolívar, se observó la presencia de otrasautoridadesquienesparticiparon de espectadoresparaapreciar el desenvolvimiento de los 15 mil universitariosqueparticiparon de esta fiesta estudiantil. Se contó con la presencia del burgomaestrepaceño Luis Revilla, la rectora de la universidad Mayor de San Andrés, Teresa Rescala, el Ministro de Economía y Finanzas Luis Arce, además de la presencia de los co fundadores de la EntradaUniversitaria Luis Sempertuegui, y Pablo Ramos.